Apoyar a las empresas locales y los mercados agrícolas

Hoy en día, las prácticas agrícolas modernas tienen un coste invisible. Además de los retos bien documentados de la agricultura industrial, la contaminación, las enfermedades, la degradación del suelo, etc., está el precio del simple transporte de los productos desde las granjas hasta las tiendas de comestibles.

De media, un producto agrícola en Estados Unidos recorre 1.500 millas antes de ser vendido, lo que supone 250.000 toneladas anuales de emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del transporte de productos. En total, la agricultura representa el 11% de las emisiones de gases de efecto invernadero de Estados Unidos.

Además de estas emisiones, el transporte de mercancías requiere una cantidad significativa de envases sobrantes que a menudo son difíciles de desviar de los vertederos. Para compensar este coste medioambiental, es imperativo que trabajemos para comprar localmente.

Comprar alimentos en granjas familiares locales ayuda a la economía de tu comunidad y reduce en gran medida la distancia que recorren los alimentos para llegar hasta ti, reduciendo así su impacto ambiental. Averigüe si en su comunidad hay un mercado local de agricultores y considere la posibilidad de asistir a él para minimizar el coste de envasado y envío de alimentos, al tiempo que apoya a las granjas a pequeña escala que no utilizan los mismos métodos intensivos para el medio ambiente que requiere la agricultura a gran escala.

Hortalizas como el maíz o la lechuga se plantan en grandes monocultivos, es decir, un solo campo con una sola planta, lo que perjudica la salud del suelo y la biodiversidad. Los monocultivos obligan a los agricultores a aplicar fertilizantes sintéticos y pesticidas para mantener el sistema.

En 2018, los agricultores aplicaron 8 millones de toneladas de fertilizantes nitrogenados a sus cultivos en Estados Unidos. Sin fertilizantes, los cultivos no crecerían en estas condiciones. Cuando llueve, el exceso de fertilizantes no es absorbido por los cultivos y se escurre hacia arroyos, ríos y lagos provocando floraciones de algas, como las mareas rojas, que asfixian nuestras vías fluviales. 

Comprar productos ecológicos es un paso en la dirección correcta. Los alimentos cultivados ecológicamente son inequívocamente menos perjudiciales para el medio ambiente que los productos cultivados convencionalmente. Sin embargo, muchos de los alimentos etiquetados como ecológicos que se encuentran hoy en día en los supermercados siguen produciéndose con métodos similares a los convencionales, como los monocultivos o las granjas industriales.

En cada comunidad se dan condiciones diferentes en cuanto a la disponibilidad y el acceso a alimentos ecológicos y cultivados localmente. Pueden ser caros, a veces prohibitivos. Infórmate sobre las distintas opciones existentes en tu comunidad para poder tomar las mejores decisiones posibles en las condiciones que se te presenten.

A la hora de hacer la compra, considere todos los aspectos del proceso de producción de los alimentos, desde la propia granja hasta cómo llegan a la tienda. La compra de productos locales se traduce en una menor huella de carbono para cualquier artículo individual al reducir la cantidad de envases necesarios a lo largo del ciclo de vida del producto. En la última década, el transporte marítimo ha seguido representando una parte cada vez mayor de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, y esto se debe en gran medida al aumento de la entrega a domicilio y los envíos en dos días.

Incluso el mero hecho de comprar un producto en una tienda en lugar de que te lo envíen a domicilio reduce tu impacto en el medio ambiente, ya que los productos que se envían juntos en lugar de individualmente tienen menos envases y producen menos residuos. Mantener nuestro dinero en el ámbito local es la mejor manera de garantizar que nuestro gasto tenga un menor impacto ambiental, al tiempo que reforzamos nuestras economías locales.